Sol: ventajas y precauciones
Los médicos aseguran que el sol nos va a hacer bien al cuerpo y a la mente. Pero los especialistas también nos advierten de los peligros de una exposición excesiva al “astro rey”. De nosotros depende hacer caso y tomar las medidas de precaución necesarias.
Tenemos que tomar precauciones para exponernos al sol. Es sano, genera bienestar y mejora nuestro aspecto, pero también debemos tener cuidado con los peligros asociados a una exposición excesiva al sol.
La parte buena de tomar el sol es que la radiación UV permite producir vitamina D, que actúa en nuestro organismo de forma muy beneficiosa. Es bueno para la hipertensión ya que el sol disminuye la presión sanguínea. Es antidepresivo, los rayos UV aumentan la producción de un neurotransmisor relacionado con la sensación de bienestar, la serotonina. Fortalece huesos y dientes. Es bueno para el colesterol, las grasas se disuelven al sol.
Del mismo modo que hablamos de los beneficios, es necesario insistir en las precauciones que debemos tomar en playas, piscinas o en la montaña. Por mucho que se avise, por lo general, no somos muy conscientes de los peligros de una excesiva exposición al sol.
La debilidad de la capa de ozono hace que estemos más expuestos a la radiación solar. En este sentido, los principales problemas con los que nos podemos encontrar si no tomamos el sol con las debidas precauciones son:
Quemaduras provocadas por una exposición excesiva, deshidratación, insolaciones (dolores de cabeza). Cáncer de piel. Para evitar estos peligros, se recomienda utilizar siempre el mayor índice de protección posible al tomar el sol.
No tomar el sol entre las 12:00 y las 16:00 horas. Aplicar el protector solar adecuado media hora antes de tomar el sol, renovarlo cada 2 horas o después de cada baño y hacerlo en cantidad suficiente, cubriendo toda la superficie corporal expuesta. Utilizar protectores labiales para evitar quemaduras, deshidratación y sequedad. Los labios carecen de protección natural contra las radiaciones UV. Utilizar gafas de sol para proteger los ojos. Hidratar el cuerpo con ducha y crema hidratante después de tomar el sol. Beber mucha agua (o bebidas isotónicas) para reponer las pérdida de agua y sales minerales, indispensables para el organismo.
Así, con el buen tiempo procuramos tomar el sol por los beneficios evidentes para la salud y para alcanzar un bronceado natural. Pero no podemos olvidar que una prolongada exposición a sus rayos puede traernos graves problemas si no la hacemos de forma responsable